Fernando Garabedian: “El Niño del cerro El Plomo es la principal pieza del patrimonio bioantropológico chileno”.

A más de 70 años de su descubrimiento, la Corporación Cultural de Lo Barnechea estrena el documental “El Guardián de Los Andes” que sigue la historia del Niño del cerro El Plomo. Se trata de una producción chilena-peruano que cuenta con aportes científicos y recreaciones dramatizadas de su corta e intensa vida. Fernando Garabedian, director de la pieza audiovisual, conversó con Revista CCLB sobre el detrás de escena, cuáles fueron las fuentes documentales y qué puede esperar el público de la función.

  • ¿Cómo se gesta el documental El Guardián de Los Andes? ¿Cómo se armó el proyecto?

Fue hace muchos años, el 2016. Fernando Acuña, el productor me cuenta sobre Jorge Kery, director ejecutivo de televisión durante muchos años, quién tenía una historia que es muy importante para Chile y que cree que debíamos hacer un documental. Nos juntamos con Jorge, con el escultor Francisco Gacitúa, con Ángela Leible y nos cuentan toda esta historia. Les dije, bueno, déjenme estudiar un poco la historia de este niño y a ver si encuentro por dónde.

 

  • ¿Era la primera vez que te enterabas de la historia del Niño? 

Recién ahí, con la idea del proyecto, me encuentro con la historia. Me encontré un cuento impresionante. Había un documental sobre el tema de las capacochas, pero un documental extremadamente científico. Entonces ahí fue donde pensé que sería genial hacer un documental sobre quién fue este niño, verle la cara. 

 

  • ¿Cómo comenzó la grabación?

Primero fui un mes a recorrer el norte de Chile, Perú, y los lugares por donde se desarrolla la historia del Niño, como Cusco y Puno, porque por los tejidos que se encontraron al niño eran tejidos típicos de esa zona. Entrevisto a un par de antropólogos y arqueólogos peruanos, en particular a uno que me interesaba mucho que es Vicente Alanoca porque su especialidad es la infancia en el Tahuantinsuyo, en el Perú. Le digo “contame cómo era la infancia de los niños”. Y un poco riendose me dice “igual que la de ahora, jugaban, eran cuidados, eran queridos, comían, molestaban”. Ahí convencí que la historia iba por ahí. ¿Quién fue este niño? ¿Cómo vivió? 

Nos acercamos al Museo Nacional de Historia Natural ya con una idea de lo que queríamos hacer. Recibimos el apoyo económico de Anglo América para hacer el documental y habíamos ganado un fondo de DAFO del Ministerio de Cultura del Perú que puso lo que faltaba para el documental. 

Estreno Documental "El Guardián de Los Andes"

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  • ¿Cómo se llevaron a cabo las recreaciones? ¿Fueron en el cerro El Plomo mismo?

Teníamos un gran problema en hacer las recreaciones en El Plomo. Grabar allí implicaba subir todos los equipamientos en mula y armar un campamento de 40 o 50 personas, a 5.000 metros de altura.

Así que terminamos grabando en Tinki, cerca de Cusco donde habían un niño perfecto para interpretarlo. La locación era espectacular. Estaba a 6.000 metros de altura, pero donde podíamos llegar con los camiones y bajar 40 minutos hasta un hospedaje donde nos alojamos y así todo estaba cerca, y a dos horas de Cusco. Entonces el 90% del rodaje de la recreación fue en Tinky donde logramos construir una casa inca donde teníamos trazos del Qhapaq Ñam, del camino inca, donde teníamos las lagunas, donde teníamos los lugares donde descansaban en este camino, teníamos la montaña, teníamos todo ahí.

Y hay una parte que sí está grabada en Cusco, en el Museo Incari, que es una parte cuando recreamos el Palacio de la Inca de Cusco, porque el Museo Incari tiene una recreación de su construcción

 

  • ¿Cuáles fueron los mejores momentos de la grabación?

Grabar al niño fuera de su cámara. Yo lo quería sacar. Entonces, entre un grupo de ingenieros de la Facultad de Ingeniería de la Católica, los científicos del museo y nosotros conseguimos hacerlo. Diseñamos una cámara del tamaño de una habitación y que contaba con la misma temperatura que eran entre 0 y 4 grados y con 40% de humedad. 

Fue una locura. Esa cámara estuvo tres días funcionando, con sensores, con todo para probar que fuese estable. Y al cuarto día, sacamos al Niño de su cámara y lo pusimos en una mesa, obviamente de acero inoxidable, para evitar contagios con bacterias, todo. Y realmente lo tuvimos al frente nuestro. Un equipo muy reducido solo lo puede manipular el personal del museo, nadie lo puede tocar. No porque lo vayas a romper, sino porque le podés contagiar bacterias de tus manos. Fue espectacular, un verdadero privilegio.

Entrevista a Mario Castro, director del Museo Nacional de Historia Natural

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  • ¿Cómo te formaste para dirigir el documental?

Primero para entender el Tahuantinsuyo estudié dos libros: Las crónicas de Huamán Poma de Ayala y de Garcilaso de la Vega. Sin embargo, estás crónicas se escribieron en España y era para contarle a los españoles cómo era el mundo inca. Por lo cual había mucha demonización, pero por lo menos tenía el primer pantallazo. 

Luego empecé a buscar historiadores, científicos. Hubo gente que pasó en el proceso y finalmente no quedó en el documental. Hay un momento que las preguntas que tenés son tan concretas que navegar entre tanta información es imposible y tenés que ir a la fuente que ya navegó por eso. Entonces ahí tenés que ir al científico, al tipo que ya se estudió todo, con preguntas súper concretas. 

Pero esencialmente leo todo, porque para mí es fundamental ahogarse con el material.

 

  • ¿Cuáles son las fuentes más importantes al momento de armar el guion?

Muchísimos científicos. Vicente Larroca y Edmundo de la Vega, antropólogos de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno, Perú Johan Reinhardt, experto en capacochas y es investigador estable de la National Geographic Society Por supuesto, el equipo del Museo Nacional de Historia Natural, como Mario Castro, Verónica Silva o Cristian Becker.  Y también a Gabriela Recagno, del Museo de Alta Montaña de Salta, Argentina, donde tienen a los tres niños del volcán Llullaillaco muy similares al Niño del cerro El Plomo.

 

  • ¿Por qué decidir ocupar el formato documental, el lenguaje audiovisual para dar a conocer la historia del Niño?

Me sorprendió, ingratamente, la cantidad de gente que no conocía la historia de este niño. El niño de Cerro El Plomo es la principal pieza del patrimonio bioantropológico chileno, entonces es súper importante difundir y hacer llegar su historia a más gente.

Creo que hoy, hay un altísimo porcentaje del consumo de información audiovisual se da en el teléfono, en redes sociales, en YouTube. Es brutal. Entonces el lenguaje audiovisual hace mucho más accesible la historia, sobre todo al llevarlo a un formato de divulgación científica con un lenguaje fácilmente comprensible.

 

  • Con todo la información que recabaste, ¿Cuál crees que es la importancia del Niño?

Mario Castro tiene en el documental una frase que a mí me parece extraordinaria, que es que el niño de Cerro El Plomo es una ventana a nuestro pasado, porque nosotros somos una sociedad mixta, mezclada de inmigrantes europeos, asiáticos y población local. El Niño tiene una descendencia cultural viva: quechua, aymara, diaguitas, calchaquí.

Que la cultura altiplánica que vivió este niño sigue viva entre nosotros.

Libro "Niño del Cerro El Plomo: A 70 años de su hallazgo"

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  • ¿Cuál es el descubrimiento que más te sorprendió, al momento de construir el documental?

Definitivamente cómo murió el niño. Nosotros, más o menos teníamos la idea donde nació (en el altiplano , no sabemos si en Bolivia o en Perú pero al lado de Titicaca), también sabíamos por dónde vino caminando la procesión, y cómo fue alimentado.

Ahora, el cómo murió fue sorprendente: un golpe en la cabeza. Lo cuenta Verónica Silva, antropóloga del Museo Nacional de Historia Natural. En el momento que vemos eso, quedamos todos en shock. Nadie lo esperaba.

 

  • ¿Cómo lo descubren?

No fue que teníamos algún índice y nos pusimos a buscar. Quería revisar solo para ver qué encontrábamos y ahí se desató todo el hilo. Efectivamente en el cuerpo está el golpe. Se hizo el modelamiento de cómo fue la fractura y cómo se irradió hacia atrás. Se hizo el modelamiento del golpe mismo también, cómo fue de derecha a izquierda.

Hay que pensar el imaginario romántico que tiene todo esto, como de un ritual exótico. Entonces, entender que muere de un golpe, más allá de que también es diferente porque para los incas la transición a la muerte era otra cosa, igual es fuerte.

 

  • ¿Con qué se va a encontrar el público que vea El Guardián de Los Andes?

Primero, se va a encontrar un documental muy emotivo. Sin bien tiene su parte científica, hay momentos que hasta dan ganas de lagrimear.

Es una historia hermosa de un niño que vivió hace 500 años y que hoy sigue acá entre nosotros. Para muchas personas este niño es su hermano mayor. Entonces este niño que vivió hace 500 años, que fue ofrendado en la cumbre del cerro, hoy tiene una importancia vital para mucha gente de Chile, de Perú, de Bolivia.

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