Artesano autodidacta, conoce su oficio, y sabe que lo que no domina lo aprende. Los caballos fueron su inspiración. Aprendió a trenzar porque no podía comprar las riendas de arquería a caballo, así que se las fabricó y de ahí en adelante no ha parado. Muchos clientes le piden cabezadas, riendas y sus famosas pulseras, que apenas las teje se le van.
Explora constantemente nuevas técnicas de trenzado, mezclando colores con talento y sensibilidad. Goza con este oficio.
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